Síntesis: Génesis
Empecemos por el principio... Aquí podrás encontrar una síntesis del recuento del primer libro de la Biblia.
Génesis 1-10
Dios creó los cielos y la tierra. El espacio en donde Él habita junto con su corte celeste y el espacio en donde habita Su creación: animales, vegetación y humanidad. Estos dos espacios eran uno sólo en el Jardín del Edén, en donde Dios puso al ser humano, creado a Su imagen, para gobernar Su Creación. Adán y Eva, los primeros seres humanos sobre la tierra, fueron bendecidos y puestos a gobernar Su mundo en sociedad con Dios, confiando en Su Autoridad y Sabiduría.
Lamentablemente, Adán y Eva no confiaron en Dios, sino que dudaron de Él. Entonces, ellos fueron exiliados del lugar en donde el cielo y la tierra se unían y donde habitaba la presencia de Dios. De ese momento en adelante, sus descendientes nacieron con una naturaleza pecadora en un mundo caído. Su hijo, Caín, cometió el primer homicidio en contra de su propio hermano y la maldad fue aumentando exponencialmente sobre la Tierra. Era tal la violencia y la corrupción que Dios se arrepintió de haber creado al ser humano.
Hallando solamente un hombre justo, Noé, Dios decidió destruir a toda la humanidad salvando únicamente a este hombre y a su familia. Dios detuvo su mano de sostener el orden establecido en la Creación y así terminó con la vida en la Tierra. Pero Dios había separado a Noé y a su familia en un arca, en donde además guardó una pareja de cada especie animal para conservarlos con vida. Cuando terminó el diluvio y las agua comenzaron a disminuir, Noé salió del Arca junto con su familia y todos los animales.
Entonces, recibió instrucciones de parte de Dios de nuevo de gobernar la Tierra en Su nombre y poblarla a través de su descendencia. Dios juró nunca más volver a destruir a la humanidad y, como señal de esa promesa, puso un arcoiris en el cielo. Dios dijo: "Nunca más volveré a maldecir la Tierra por causa de los seres humanos, aun cuando todo lo que ellos piensen o imaginen se incline al mal desde su niñez. Nunca más volveré a destruir a todos los seres vivos." Génesis 8:21 (NTV)
Génesis 11-20
De nueva cuenta, los seres humanos piensan solamente el mal y van en contra de las instrucciones de Dios. Ésta vez, Dios confundió su idioma para detener su rebelión. Pero Dios llamó a Abraham para hacer un pacto con él: "Y haré de ti una nación grande, [...] y serán benditas en ti todas las familias de la Tierra." Génesis 12:1-3 (RVR60) Abraham salió de Ur de los Caldeos, junto con su esposa Sara y su sobrino Lot, hacia la tierra que Dios daría a su descendencia, la tierra de Canaán.
Poco después tuvieron que ir a Egipto por falta de comida. Sara, su esposa, era una mujer muy hermosa y llamó la atención del Faraón. Abraham mintió diciendo que era su hermana para que no lo mataran. Dios protegió a Sara y mandó plagas al Faraón para que no la hiciera su esposa. Este evento se repitió en dos ocasiones más. Después, partieron de Egipto y, finalmente, Abraham y Lot se separaron. Lot habitó en la puerta de Sodoma.
De vuelta en Canaán, Dios prometió a Abraham un hijo aún cuando él y Sara eran grandes. La marca del pacto de Dios con Abraham sería la circuncisión. Abraham le creyó a Dios, pero Sarai dudó que pudiera dar a luz. Ella le dio a Abraham a su sierva egipcia, Agar, para que tuviera con ella el hijo que Dios le prometió. Agar dio a luz a Ismael, pero Dios no lo reconoció como el hijo de la promesa. Dios mantuvo que sería Sara quien tendría el hijo prometido.
Tiempo después, Dios le hizo saber a Abraham que destruiría a Sodoma y a Gomorra por su maldad. Abraham intercedió por estas ciudades pues su sobrino Lot habitaba allí. Finalmente, Dios destruyó ambas ciudades no sin antes enviar ángeles que libraran a Lot y a su familia. Los hombres (jóvenes y viejos) de Sodoma vinieron a Lot para abusar sexualmente de los ángeles que estaban con él. Pero ellos sacaron a Lot, a su esposa y a sus hijas de la ciudad. La esposa de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal. Ya a salvo, las hijas de Lot tuvieron relaciones sexuales con su padre al ver que él no tendría descendencia. Cada una concibió un hijo.
[En estos capítulos vemos cómo la maldad de los hombres aumentaba exponencialmente. Pero Dios escogió a Abraham, un hombre completamente imperfecto, para mostrar Su gloria, misericordia y salvación a todos los seres humanos.]
Génesis 21-30
Isaac, el hijo de la promesa, nació como Dios lo había prometido. Luego, Abraham corrió a Agar e Ismael de su familia enviándolos al desierto. Estando al borde de la muerte por la falta de agua, Dios los salvó y le prometió a Agar hacer también una nación grande a través de la descendencia de su hijo.
Tiempo después, Dios puso a prueba la fé de Abraham cuando le pidió que sacrificara a su único hijo. Abraham confió en Dios y le obedeció, así que Dios se proveyó de un cordero como ofrenda. [Así fue contado Abraham como justo por su fé.] Después de que Sara murió, Abraham envió a su siervo a buscar una esposa para Isaac. El siervo fue con la familia de Abraham y encontró a Rebeca, sobrina de Abraham, de una manera muy especial. El siervo oró a Dios para que le mostrara, a través de señales específicas, quién había de ser la esposa de Isaac.
Betuel, padre de Rebeca, y su familia bendijeron a Rebeca: "Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos." Entonces, Isaac se casó con Rebeca y la amó. Finalmente, Abraham también murió. Rebeca no podía tener hijos, así que Isaac oró por ella y dio a luz gemelos, Esau y Jacob. Dios prosperó también a Isaac y a toda su casa con mucho ganado, siervos y pozos de agua.
Los hijos de Isaac crecieron; Esau se dedicó al campo y la caza, mientras que Jacob era un hombre tranquilo. Isaac amaba más a Esau y Rebeca a Jacob. Un día, Esau regresó a casa cansado y con mucha hambre. Le pidió a Jacob que le preparara algo de comer y él puso la condición de que le entregara a cambio sus derechos y bendición como primogénito. Esau no lo dudó y vendió su primogenitura por un plato de comida. Cuando era momento de que Isaac bendijera a Esau, Jacob lo engañó y recibió la bendición de Esau. Él juró que mataría a Jacob por lo que le había hecho, pero Rebeca ayudó a Jacob a huir y lo envió con su familia.
Jacob llegó a casa de Laban, su tío, y trabajó con él para casarse con su hija, Raquel. Labán engañó a Jacob y le dio a Lea, hermana de Raquel, como esposa. Así que, Jacob trabajó 7 años más por Raquel hasta que finalmente pudo casarse con ella. Raquel no podía tener hijos y comenzó una rivalidad con Lea. Jacob tuvo 12 hijos con Lea, Raquel y sus siervas. En su misericordia, Dios comenzó a formar la gran nación que había prometido a Abraham para bendecir a todo el mundo. Jacob también fue prosperado por Dios en ganado, siervos y riquezas porque estaba con él.
Génesis 31-40
Eventualmente, Dios le dijo a Jacob que regresara a su casa y le prometió que estaría con él en todo momento. Jacob reunió a su familia y escapó. Cuando Laban se dio cuenta, corrió tras de Jacob, pero Dios le dijo a Labán que le dejara en paz y así lo hizo. Antes de salir, Raquel tomó con ella todos los ídolos de casa de su padre. Al día siguiente, Jacob se preparó para reunirse con Esau, quien venía a su encuentro con 400 hombres. Jacob, pensando que Esau querría vengarse por su engaño, envió a su familia poco a poco delante de él con regalos y divididos en 2 campamentos.
Poco antes del reencuentro con Esau, Jacob tuvo un encuentro con Dios y peleó con Él. Ahí, Dios cambió el nombre de Jacob a Israel, "porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido." Génesis 32:28 (RVR60) Finalmente, Jacob y Esau se reunieron y Esau se alegró al ver a Jacob; se reconciliaron y Esau le ofreció protección.
Tiempo después, Dina, hija de Jacob y Lea, fue violada por Siquem, pero éste quizo casarse con ella. Jacob y sus hijos hicieron un pacto con los hombres de la casa de Siquem para que se circuncidaran y pudiera casarse con Dina. Sin embargo, Simeon y Levi no respetaron el trato y mataron a todos los hombres de Siquem al tercer día de su circuncisión y saquearon la ciudad por la deshonra de su hermana.
Dios bendijo a Jacob en Bet-el y él y su casa se limpiaron de los dioses paganos que había entre ellos porque Dios había estado con Jacob siempre y se presentaron limpios delante de Él. Raquel tuvo otro hijo llamado Benjamín, pero murió al dar a luz. Y, finalmente, también murió Isaac "lleno de días". Por otro lado, aunque Esau no fue escogido por Dios para heredar la promesa, le fue dada igualmente una descendencia numerosa y un pueblo grande, Edom.
Jacob habitó en la tierra de Canaán con toda su familia. Y José, hijo de Raquel y Jacob, era especialmente amado por su padre. Los otros hijos de Jacob le odiaban por esto. En su cumpleaños 17, Jacob le regaló a José una túnica de colores y esto aumentó el enojo y la envidia de su hermanos. Además, José tuvo sueños en los que sus hermanos, e incluso sus padres, se inclinaban ante él. Cuando José contó de sus sueños a su familia, sus hermanos decidieron matarlo. Dios le libró de la muerte y fue vendido como siervo.
En Egipto, Potifar, jefe de la guardia de Faraón, compró a José y le puso sobre toda su casa porque era un fiel y honesto administrador. Sin embargo, la esposa de Potifar le incitaba a acostarse con ella, pero José nunca cedió. Así que ella le mintió a Potifar acerca de José y fue puesto en la cárcel. Ahí, ayudó al capitán de la guardia a cuidar de los presos y administró también la cárcel porque era fiel y honesto. Estando en la cárcel, interpretó los sueños de 2 de los siervos de Faraón y se cumplieron tal como lo había dicho por interpretación de Dios.
[En el capítulo 38, se narra la historia de Judá y Tamar, de cuya familia vino Jesús. Dios usó a personas y situaciones aún en medio del pecado para traer a Su perfecto Hijo para salvarnos del pecado.]
Génesis 41-50
José fue traído a Faraón para interpretar los sueños que todos sus sabios no podían interpretarle. Reconociendo que la interpretación del sueño de Faraón la daría Dios por medio de José, él interpretó el sueño. Después de esto, le dio consejo acerca de cómo administrar la tierra durante la abundancia y la escasez. Así fue como José se convirtió en gobernador de Egipto y el segundo en importancia después de Faraón. Además, Faraón dio a José una esposa y tuvo 2 hijos, Efraín y Manasés.
Jacob envió a sus 10 hijos mayores a comprar grano a Egipto. Cuando llegaron a la presencia de José, se arrodillaron ante él, José los reconoció y recordó sus sueños. Los trató ásperamente, haciendo como que no los conocía, y los acusó de espías. Ellos juraron que sólo venían a comprar grano y José puso como condición para creerles que trajeran a su hermano menor y uno de ellos quedara preso. Ellos regresaron a Canaán con comida para el camino y su dinero devuelto en su sacos.
Cuando contaron a Jacob todo lo que les había pasado, él se negó a dejar ir a Benjamín con ellos. Pero Rubén y Judá juraron a su padre que traerían de vuelta a su hijo con ellos. Cuando los hijos de Jacob bajaron a Egipto, los recibió José en su casa y comió con ellos aunque tenían temor. Después, de regreso a Canaán, José mandó hombres que fueran por ellos porque había puesto su copa en el costal de Benjamín. Cuando fue hallada la copa en el costal de Benjamín, Judá le rogó que le tomara a él por siervo para no hacer morir a su padre al no ver a su hijo con ellos.
Pero José no pudo contenerse más y se reveló a sus hermanos diciendo: "no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. [...] no me enviasteis acá vosotros, sino Dios,". Génesis 45:5, 8 Entonces, los hermanos de José avisaron a Jacob que José aún vivía y que quería que él viniera a Egipto a vivir cerca de él con toda su familia. Dios le confirmó a Jacob que descendiera a Egipto porque ahí Dios haría una nación grande, Israel.
Por este hecho, Dios salvó a la familia de Israel de la muerte a causa del hambre. Y habitó Israel y su familia en la tierra de Gosén en Egipto. Estando a punto de morir, llamó Jacob a José para bendecirle tomando a sus hijos como propios y haciéndole jurar que llevaría sus restos a la tierra que Dios les daría por heredad. Después también bendijo a cada uno de sus 12 hijos.
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